REPORTAJE
Por: Vivi Heredia Ramírez
Paola Sosa, de 14 años, el 23 de Agosto sufrió agresiones físicas en manos de una pandilla femenina de su colegio. Esto ocurrió en las afueras del colegio Luis Espinal Camps, en venganza porque supuestamente la víctima había informado a la profesora que su compañera estaba involucrada con ese grupo.
Según Elmer Chávez, responsable de Seguridad Ciudadana de la Fundación para la Participación Ciudadana y Alivio a la Pobreza (PAP), que lleva dos años investigando este tema, el 5% de las pandillas que existen en Santa Cruz de la Sierra es de mujeres.
Otra adolescente de 14 años, en la plaza Belén, el pasado mes de agosto, también fue agredida por parte de integrantes de la pandilla femenina Bola 8. Estas gavillas tienen la misma estructura que la de los varones y la integran chicas de clase baja y también de media-alta. Por ejemplo, en la zona de la avenida San Martín opera la camarilla Reinas de la Noche. Hay otras como las Guns Machine y Las Rosas, cuyo territorio es la zona norte y la del mercado Mutualista. En el barrio La Colorada surgió con fuerza la pandilla Las Chicas Chips. Otros lugares donde sientan presencia son el Plan Tres Mil, Los Chacos, Villa Primero de Mayo y 4 de Noviembre. Su central está en La Ramada donde la líder de “Las Deseadas” es la que dice la última palabra.
Muchas adolescentes son abordadas al salir de su colegio |
“Es un mundo de aventuras, aunque estuve involucrada por solo cinco meses, experimenté muchas cosas diferentes de las que nunca me imaginé. Para ingresar ahí tuve que pelearme con tres chicas ese fue llamado 'mi bautizo'. Tenía que asistir a todas las reuniones que se realizaban en la cancha que está detrás del colegio donde estudio y pagar Bs.5 a la líder para comprar un aerosol para marcar nuestro territorio. Todos los fines de semana nos íbamos a la discoteca Melodi, que está ubicada por el primer anillo; Ahí te obligan a tomar una droga comúnmente conocida como Pila para que puedas disfrutar de la fiesta. Al mismo tiempo tienes que robar a las personas que estén cruzando la calle para poder comprar tu entrada de ingreso o cualquier cosa que quieras consumir dentro de la misma", agrega Regina.
Para el psicólogo Juan Carlos Delgadillo, una de las causas que permite que las jóvenes ingresen a las pandillas, es el de cubrir las necesidades no satisfechas, entre ellas el amor de la familia, el ejercicio del poder, necesidad de atención, ésta última se refiere a los cambios en la etapa de la adolescencia donde el adolescente se siente abandonado por su familia y puede llegar a cometer actos delictivos con su pandilla, para llamar la atención de sus padres.
Según el Artículo 39 del Código Penal, es "instigador el que dolosamente determine a otro a la comisión de un hecho antijurídico. El cual será sancionado con la pena prevista para el autor del delito. Es cómplice el que facilite o coopere a la ejecución del hecho antijurídico doloso, en tal forma que aun sin esa ayuda se habría cometido; y el que en virtud de promesas anteriores, preste asistencia o ayuda con posterioridad al hecho". En ese contexto pertenecer a una pandilla en la cual los integrantes cometan actos delictivos puede ser sancionado entre uno y 15 años de cárcel.
“Yo me sentía sola, mi madre no tiene tiempo para mí, todo el tiempo está trabajando” estas fueron las palabras de Regina L.P. quien en un momento de llanto confesó que hizo "cosas malas" con sus grupo de amigas como golpear a otras chicas de su mismo colegio.
Por su parte Delgadillo, aclara que se puede observar cambios notorios en el comportamiento de la adolescente y esto dependerá del cargo que ocupe dentro de ella. Si la persona era de carácter pasivo y tranquilo está se volverá agresiva, rebelde y difícil de controlar porque ya esta asumiendo un nuevo rol en su vida, el cual es formar parte de un grupo que satisface su necesidad.
“Es muy difícil tener una buena comunicación con mis padres, cuando tú quieres hablar con ellos no tienen tiempo y lo único que hacen es reclamarte de las cosas que hiciste mal, y no te preguntan cómo estas ni nada de eso, lo único que te exigen es que no te vuelvas a equivocar otra vez”, agregó la adolescente.
La acción de los padres es muy importante a la hora de detectar cambios en el comportamiento de los hijos para evitar que estos lleguen alejarse de la familia para luego involucrarse a grupos delictivosen estos grupos.
“Logré salir a tiempo a pesar que cuesta salir de las pandillas. Yo logre hacerlo porque la de nosotras no estaba bien estructurada y la líder de La Ramada mandó a decir que nuestro grupo faltaba que las chicas sean más antiguas y que ella no podía ser líder de nosotras”, dijo al enfatizar que cuando se está dentro no se puede ni mencionar en abandonar el grupo porque “ellas" amenazan con hacerles daño, agredir a su familia y en algunos casos, matar. La no asistencia a las reuniones se paga con maltrato físico y además de tener que pagar una multa de Bs 50 por ausencia.
Cuando su madre se dio cuenta de todas las amenazas que recibía por parte de sus amigas, se preocupó mucho, fue muy valiente y habló con la líder de la pandilla y le dijo que si volvía a molestar a su hija, ella las denunciaría. De ese modo dejaron tranquila a Regina, quien además tuvo que ausentarse un mes a Cochabamba.
“Ahora ya no pienso volver estar con ellas, estoy arrepentida por todo lo que le hice sufrir a mi madre. Ella ya sufre mucho con mi hermano que es adicto a las drogas y yo dije que no las probaría; ya quiero cambiar mi vida y ser una nueva persona”, agregó entre llantos Regina.
En la Defensoría de la Niñez y la Adolescencia hay preocupación por la aparición de pandillas juveniles conformadas por mujeres. El asesor de esa entidad, Renzo Estévez, agregó que la “Ausencia del padre es una de las causas”, cree la falta de autoridad en la educación primaria, que es el hogar, incidiría directamente en el problema. Además acotó que “si en el hogar no hay una formación sólida, las consecuencias surgen después, cuando el o la adolescente va a su colegio y tiene roce con otro mundo diferente.
Existe ya un compromiso por parte de la Defensoría para trabajar en coordinación con educadores de colegios, padres de familia y otros organismos para frenar la arremetida de pandillas de mujeres.
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